miércoles, junio 21, 2006

JOSÉ JULIO ESTELA CASTRO

JOSÉ JULIO ESTELA CASTRO. Nació el 9 de noviembre de 1964, en Cajamarca, es un amigo que conozco desde que empezó sus prácticas profesionales en el Equipo de Desarrollo Agropecuario de Cajamarca, con quiénes profundizó su relación con la naturaleza y se inspiró a escribir “El quinual”, una planta andina despreciada por mucho tiempo y querida por los campesinos y que ahora vuelve a tener vigor en “El Sembrador” del ande. Que convive como sabio con los recursos que le rodean, ya que la única ansia es la vida y la paz.

Los Salmos de la Naturaleza son la mejor expresión de esta ansia. De allí que estos escritos maravillosos de Julio Estela son un aporte importante para que todos sintamos en los más profundo de nuestros corazones, que amar a nuestra tierra es saber quererla de verdad, ayudándola para que no muera...


BIENAVENTURADO AQUÉL

Bienaventurado aquel que ama la naturaleza
y se siente parte de ella para cuidarla.
Bienaventurado aquel que no desaparece el nido de los
pájaros
depredando el bosque para sembrara desiertos.
Bienaventurado aquel que dice la verdad de la ponzoña
química,
de los transtornos bioclimáticos y las nuevas plagas creadas a
propósito;
del genocidio permanente del ambiente;
de las ciudades, del plástico, del cáncer y del sida.
Bienaventurado el amigo del canto del ave, que entiende el
Mensaje del paisaje
...será como un árbol plantado junto a una fuente


EL QUINUAL


Allá en la altura que se alzan
donde habitan con alegría
la soledad y el frío, compartiendo
vive el calor
el quinual. de su cuerpo
con la vida
Nació con el sol que la rodea.
un día
que quizás llovió; Es grande,
pero es fuerte
en la noche y a su lado
tuvo frío, viven
mucho frío. las otras plantas,
los animales
Aprendió a crecer y el hombre.
con el granizo
la helada y el viento. El es sabio,
Y aprendió es maestro
amar y sabe hablar.
con la profundidad Y el otro día
del silencio. me explicaba
que aún la vida
Desde pequeño la podemos
abrió sus brazos continuar.

(De: Salmos de la Naturaleza)


LA TIERRA FLORECE


La Tierra florece
en el lirio
en la amapola
en la rosa...

Y también florece
en el viento
en el agua
en el ave
en la luz
en el fuego...

Y también en el hombre:
en el hombre que canta
en el hombre que piensa
en el hombre que sueña
en el hombre que lucha
en el hombre que cree,
en el hombre
que ama.

El amor humano
es la expresión más grande
de la Tierra.

(De: “Canta Tierra Libertad”)

JORGE DÍAZ HERRERA

JORGE DÍAZ HERRERA. (Cajamarca 1941). Su estudios Superiores los realizó en la Universidad Nacional de Trujillo, en la Facultad de Letras y educación, donde se graduó en la especialidad de Castellano y Literatura, en 1963. Poeta, escritor y profesor universitario. Poeta de fina sensibilidad, de infinita ternura; su poesía es sencilla, cristalina e íntima. Como creador se inició en el Grupo “Trilce” de Trujillo, junto con Eduardo González Viaña, Juan Paredes Carbonel, Manuel Ibáñez Rosaza, Juan Morillo Ganoza y otros.

Se ha desempeñado como docente universitario en Trujillo, Cajamarca y Lima. Formó parte del Consejo General de Cultura del Instituto Nacional de Cultura del Perú. Su labor literaria ha merecido numerosos reconocimientos, destacando el Premio Nacional de Fomento a la Cultura “José María Eguren” (1970). Recibió la honrosa distinción de integrar el Jurado de Casa de las Américas, en representación del Perú, para el área de Literatura Infantil.

“Orillas” es el primer libro de poemas de Jorge Díaz Herrera... Inicia con este poemario su delicado lirismo, su canto triste, tierno y desolado. Es un poemario sencillo, despojado de usuales retóricas, original, limpio de influencias

Ritmo y musicalidad “Tunas”, este poemario tienen la dificilísima sencillez a que siempre hubieran querido llegar los poetas. Los versos de arte menor con rimas asonantes y consonantes muy bien logradas, constituyen verdaderas filigrana de las palabra poética.

“Aguafiestas”, en este poemario Díaz herrera mantiene algunas características iniciales, en cuanto a humanismo, ternura, protesta y rebeldía; sin embargo, el libro muestra el tránsito a nuevas formas de versificación, con algunas estructuras vanguardistas y, sobre todo, cargadas de fina burla y punzante ironía.

La fecundidad de Jorge Díaz Herrera en la creación literaria no se agota

(extraído del Libro del Dr. Luzmán Salas S. “Poetas de Cajamarca”)

Su labor literaria en la poesía y en la narrativa para niños, a merecido también diversos reconocimientos como el Premio Nacional de Literatura para Niños “Francisca Benavides Benavides (1975).
“Parque de Leyendas” de donde extraemos algunos poemas, es un ejemplo de su preocupación por los niños.

LEYENDA DE JOSÉ EL PESCADOR

Te voy a contar un cuento,
que me contó un pescador.
SE llama “José” la historia
y es la historia de José.

Si ves brillar un lucero,
puede ser él.
José cantaba en su barca
debajo de su bandera.
“Guitarrita de la tarde.
Mi guitarra marinera”

José capitán del puerto.
Capitán y pescador.
Una mañana en su barca
entre la niebla partió.

Lo despidieron los niños:
“Hasta pronto, pescador”.

José les dijo: “Hasta pronto”.
Pero jamás regresó.

“¡Por qué no vuelve?”, dijeron.
“¡Por qué no vuelve José?”.

Sólo regresó su barca.
Pero no él.

Cuenta un pescador del puerto
por qué José no volvió:
En su barca navegaba
echando redes al mar.
José de las olas bravas.
Capitán y pescador.

“¡Quién me habla?”,
preguntó al viento
al escuchar una voz.

Le respondió una gaviota:
“Te hablo yo”.
“José salva al sol que muere”,
le dijo el ave y voló.

José fugaz partió al cielo
y se hizo farolero
de los faroles del sol.


José capitán del puerto.
Farolero y pescador.

Hoy pesca entre los luceros
Peces de luz para el sol.



EL CLAVEL DESOBEDIENTE

Un día sembró la luna
junto a una estrella
un clavel.

Se juntaron los luceros
para verlo florecer.

El clavel no florecía.
No florecía el clavel

Se puso triste la luna
y los luceros también.

Todos como en una ronda
alrededor del clavel:
“Clavel, clavel, clavelito,
danos tus flores clavel”.

El clavel no florecía.
No florecía el clavel.

Mandaron un emisario
para que llamara al sol.

El capitán de los astros
al clavel le ordenó:
“Florece. Yo te lo ordeno.
Florece. Lo mando yo”.


El clavel no florecía
No florecía el clavel.

Todos como en una ronda
llenos de rabia yd e hiel:

“Arrojemos al rebelde.
Arrojemos al clavel”.

Montado en una paloma
marchó al destierro el clavel.
La paloma dijo: “¡A dónde?”.
“A donde quieras”, dijo él.

Junto a un río se posaron
la paloma y el clavel,
le dibujó muchas flores
de colores y pincel.

Así floreció el rebelde
que no quiso florecer.

Dicen que ahora la luna
está prendiendo a pintar
y su maestro es un niño
que apellida Gauguin.


DE su libro “Tunas”


2

Tuna
en la puna
sobre
la tierra.

Quena
en la puna
sobre
la pena.

Párate
Indio
de puna
y
quena:

La tierra
tuya.
La quena
tuya.
Tuyo
lo tuyo.

Que caiga el amo
bajo
tu mano.



4

Cuzco
en el ande:
una paloma
sobre
la loma.

Nueva York
en el ande:
una rata
sobre
la gata.

Vuela paloma
de
loma
en
loma.


De tus espaladas
saca
la rata
gata.


Sobre
la loma
vuela
paloma


Tumba
a la rata
gata.

BLANCA DELIA CORTEZ ALVARADO

BLANCA DELIA CORTEZ ALVARADO. Nació En la ciudad de Cajamarca el 7 de abril de 1921. Profesora de Educación Primaria. Dedicó la mayor parte de su vida a la enseñanza de la niñez como directora de diferentes escuelas rurales desde 1945 hasta 1982. Añora a los niños, vive con el recuerdo de ellos y como escribió poemas desde temprana edad, sigue escribiendo....


A CAJAMARCA

Anunció una nueva estrella
un gran acontecimiento
y sería el nacimiento
de la princesa más bella.

Princesa de la ternura
arrullada por las quenas,
entre lirios y azucenas,
es radiante tu hermosura.

Perla preciosa que el cielo,
en el Ande a incrustado;
descubrió tu blanco velo
el Perú ovacionado.

Por los andes custodiada,
eres luz de la pradera
y te sientes adorada
por la alegre primavera.

El más apuesto galán
es el cerro Gavilán.
Que por amor al ser amado
de centinela ha quedado.

Cual precioso cisne azul
el gracioso Cumbemayo
cubierto con fino tul
te saluda con el rayo.

Los templos de arte colonial
con mágica arquitectura
iluminan tu hermosura,
gran ciudad monumental.

En fiesta de Carnaval
las hadas lucen radiantes
y con perlas y diamantes
se torna en fiesta imperial.

Eres luz de la alegría
el sol brilla en tus montañas
y el hijo de tus entrañas
te rinde honor y pleitesía.

AL CUMBEMAYO

¡Qué dicha siento al contemplarte,
cual magnate secreto de mi raza!
hoy el olvido ni el tiempo te amenazan
y eres de las ruinas magnífico estandarte.

Grandes sabios te circundaron;
sus fulgentes ideas en ti grabaron
y los magníficos canales de regadío
repartían las aguas en el estío.

Hicieron en piedras grandes portentos,
como si un dios pagano los dirigiera
y con sudor y sangre en ti esculpiera
para dejar sus huellas y monumentos.

Hasta las horas marcaban al sol del día
con medida infalible bajo las sombras
del alba te cubrieron suaves alfombras
cantando los ruiseñores y las alfombras.

Los restos milenarios de tu grandeza
nos hablan con el lenguaje de la pureza:
poco dice la ciencia de tus virtudes,
del tiempo en que asombraron tus magnitudes.

Y en la piedra sangrienta del sacrificio
cual un lago de escombros, un artificio,
el Cóndor del Ande sus alas abrió
y el Rayo Luminoso su estruendo dejó.

La aurora pálida ve pasar los años
Guardando la huella de tus peldaños;
¡Todos los recuerdos de un día de gloria
son de Cajamarca, su radiante historia!


FÁBULA DE LA OVEJA Y LA GALLINA

Oveja: ¡Ah, bullanguera cacarona!
¡Por qué no callas el pico?
Yo visto al pobre y al rico
y jamás se lo publico.

Gallina: Pongo manjares de nieve
y que todo el mundo pruebe
un manjar tan exquisito
que provoca el apetito.

Oveja: Tus frescos y hermosos huevos
parecen luceros nuevos
pero, calla mi gallina
no seas tan parlanchina.

Gallina: Pobre y humilde lanuda
y cuando te hacen la esquila,
quedas de frío y desnuda
¡Y así estás tan tranquila?

Oveja: Aunque digas que soy muda
Dios me dio hermoso vellón
y un radiante corazón,
debo ayudar al necesitado
al rico y al desdichado
cuando llegue la ocasión.
Gallina: Entonces las dos hermanas:
sin repique de campanas,
sin ruido y con humildad
sirvamos a la humanidad


MARCO ANTONIO CORCUERA

MARCO ANTONIO CORCUERA. Marco Antonio Corcuera Díaz nació en Contumazá el 19 de noviembre de 1917 . Hijo de la señora Teodosia Díaz Alfaro y del ilustre jurista Dr. Oscar E. Corcuera Florián. Hermano del célebre poeta peruano Arturo Corcuera Osores y del Pintor y Poeta Oscar Corcuera Osores. Pasó su infancia en las haciendas Cachil y el Salario.. cursó sus estudios primarios en la Escuela de Varones No 101 de Contumazá y luego en el Centro Educativo Pedro M. Ureña “Centro Viejo 241” de Trujillo; los secundarios, en el Colegio Nacional San Juan de Trujillo. Ingresó en la Universidad Nacional de Trujillo donde realizó parte de sus estudios de Derecho, los mismos que los concluyó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero se graduó de Abogado en la Universidad Nacional de Trujillo, en el año 1945.

En 1940, cuando era estudiante de San Marcos, fue premiado en los Juegos Florales Universitarios de dicha Casa Superior de Estudios., Marco Antonio Corcuera es condecorado en noche memorable por su poemario Semilla en el paisaje, que lo presentara con el seudónimo “Gabriel Martín”

Contrajo matrimonio el 7 de octubre de 1955 con la distinguida y guapa damita trujillana Celia Magdalena García Granados, Contadora Pública de profesión, de cuyo enlace vinieron sus simpáticos hijos Marco Antonio Martín, César Justo Abraham, Justo Paúl Iván y Julio Guillermo Rafael, todos ellos destacados profesionales.


Marco Antonio Corcuera es abogado de profesión pero poeta de naturaleza. Ejerció la defensa libre con excepcional honestidad y transparencia deontológico, cuya única y halagadora ganancia fue el prestigio y la admiración de sus colegas en la ciudad de Trujillo.

Por espacio de 40 años laboró en la Fábrica Cementos Pacasmayo donde gozó del respeto y aprecio de todos los trabajadores. De esta experiencia laboral surgió su poemario en décimas titulado Piedra y Canto, publicado con el seudónimo “César Aladino”, dentro de la serie de la Revista “Cuadernos Trimestrales de Poesía” y con la ilustración de la carátula cuyo apunte pertenece al reconocido Poeta Joven del Perú (1965) Manuel Ibáñez Rossaza.
(Extraído del libro del Dr. Luzmán Salas S.: “Marco Antonio Corcuera: Presencia en la poesía peruana”)


DOS MADRES EN MI RECUERDO


Dos madres en mi recuerdo,
como dos gotas de agua;
con un solo y firme acento:
el amor que no se acaba.


Dos expresiones atentas,
dos entrañas animadas,
dos perfiles en alerta,
tan cerca que se tocaban.



Berta y Teodosia, las dos,
me parece que las viera
trajinando con amor
sobre esta sufrida tierra.


Ceñidas a sus costumbres,
cada cual a su manera,
estas dos mujeres madres
se van, pero no se dejan.


Berta en sus manos tenía
un no sé qué de hechicera,
dándole forma a capricho
a los organdís y sedas.


Con un toque de elegancia
las flores que concibiera,
como por encantamiento
brotaban de sus tijeras.


y Teodosia en el taller
de su casa era la dueña
con un brillo que envidiara
la más rutilante estrella.


Del interior de su pecho
le nacía una azucena
tan blanca, que iba dejando
por donde pasaba, estela.


Estas almas estuvieron
con sus auroras abiertas,
con sus brazos que eran almas
y sus corazones, puertas.


Les entrego lo que tengo:
mi pobre voz inserena,
el recodo de mis ansias,
mis arterias y mis venas.


Nos habremos de encontrar
algún día en el que muera
la luz que entibia los ojos
de nuestra inútil materia.


Ese día, no lejano
nos miraremos de cerca,
y nos daremos la mano
como si todo volviera.

(Extraído del libro del Dr. Luzmán Salas S. “Marco Antonio Corcuera: Presencia en la poesía peruana”)


A VECES ME RÍO

A veces me río de la vida,
del caracol de sus venas,
de sus líneas de dientes aislados,
de su relación circulatoria,
de su apéndice diario;
de su bolsa vacía
con ansia de llenarse,
del rictus de sus labios,
de su debe y haber
y de su fin, al cabo



EN LA CUESTA


En esa cuesta queda el ansia,
va el corazón a pie con su guadaña,
trina el pájaro ciego
y Dios descalzo se levanta;
suda el lomo del asno,
cae el bastón delante
y el hombre sube a trechos
con su carga a la espalda.

La cuesta enseña mucho.
¡Todos deben subir, a pie, la cuesta!




HÁGASE LA JUSTICIA

Y dijo el hombre: ¡Hágase la justicia
y la justicia fue hecha!;
y vio que era tan buena como el día;
era el octavo día de la tierra.

Y que se diera lo justo al pobre,
lo medido al rico;
que la choza quedara en el paisaje
y el castillo bajara su puente levadizo.

Habían transcurrido las edades
de la espora a la ameba y a los simios;
y el hombre vio que era su obra buena,
y descansó, después que la bendijo.

Desde entonces pasaron los camellos
por los ojos de todas las agujas
y los ricos en tropel en el reino de los cielos.
Y sucedió a la hambruna la abundancia,
y siguió a la sequía la cosecha;
y dijo el hombre: ¡Hágase la justicia!
Y la justicia fue hecha.

(Extraídos de “Poemas del ayer lejano” 1940)


A ANDRÉS ZEVALLOS

Compadrito señor: con el cumplido
que antiguo y noble trato a merecido
la persona de usted, en lo querido,

me permito llegar hasta su puerta
con esa humilde carta sin cubierta,
(Oblea, dice Palma). Llega abierta

como una mano amiga y compañera,
cual paso de un hermano que, a la vera
de su alma, detenerse, ya quisiera.

Y así poder contarle muchas cosas
que, por pasadas, siguen primorosas
como el enjambre de las mariposas.
Érase una hada, como dice el cuento,
que con su magia, desde el nacimiento,
les puso a nuestras vidas sentimiento.

Y perdone que vuelva a lo pasado.
¡No lo puedo evitar! ¿Ha terminado
lo que el azar nos tiene reservado?

Reía primavera, el sol cantaba;
los tiempos eran tiempos, caminaba
muy dentro de nosotros, como lava

hirviente, (es ¿sueño calcinado?)
el arte que los dos hemos guardado
con celo tan sin fondo y tan amado.

Es su pintura y es el verso mío,
la letra y el color en amorío
sin que entre ambos exista desafío.

Sobre diversos tonos el polvillo
de oro del cielo, que deslía ovillo
y hacer rodar al sol, como un anillo

nupcial, en manos de la lejanía
prendiendo rayos, cuando muere el día,
en su fosforescente pedrería.

Difusa luz se filtra en el ocaso
y pareciera que, en un breve trazo,
el divino Hacedor le diera paso

a la sombra autumnal que la rodea;
y, al haber sido rubia, áurea presea,
el sol radiante se convierta en brea

¡Ah! Las flores silvestres de los prados,
menuditas y alegres, como dados,
o botones de nácar salpicados

de caprichosas o irisantes vetas,
que casi nunca se mantienen quietas
convertidas del céfiro en veletas,

Los trigales maduros, ondulantes,
cuyas harinas, en los panes de antes,
era el fiambre de los caminantes.

El haba verde, el choclo, la chauchita,
que se partía como la semita,
¿Eran los besos de otra andina Rita?

Y no quiero seguir porque el recuerdo
Es el atajo por el que me pierdo.
¡Hasta del agua que bebí, me acuerdo!

Eso en sus telas vive y nos visita,
cual si mirara ya desde La Ermita
donde nos dimos, tantas veces, cita.

Es atraer aquellos días idos;
es entrañarnos en la tierra, heridos
por algo tan sensible a los sentidos.

Es, en una palabra que no existe
confundirnos con todo lo que viste
reminiscencias, y sentirse triste.

Su pintura conversa y comunica;
les va dando a las cosas una rica
textura que en simpleza las explica:

Indios mansos en cerros desolados;
caballos en las trillas, desbocados;
labiando húmeda tierra, los arados.
Y el alma en la presencia de los seres.
Polleras voladoras de mujeres
que en el baile distraen padeceres.

Habla en color en poesía, cuenta
cosas que la palabra sólo intenta
decir, o por lo menos, aparenta.

¡Pintura y poesía, en gracia tanta
que al decir de Machado, cuenta y canta,
a la par que embellece y solivianta!

Ya nos veremos si es que Dios lo quiere,
mientras tanto precisa que yo espere
contestación, si acaso lo prefiere.

Y esto que sea sin mediar premura
para que deje hablar a su pintura
frente a la cual, espejo es la Natura.

Y, con esto, compadre, me despido.
Sólo quiero decirle que el olvido
nunca jamás conmigo ha convivido.

No será la primera ¡Quién lo sabe?
¡Rauda huella en el viento deja el ave!
¡Todo en la vida pasajera, cabe!


(Extraído de “El Poeta Espera Respuesta” 1985)

IVONNE CASTAÑEDA DEL CASTILLO

IVONNE CASTAÑEDA DEL CASTILLO. Nació Con el alba de Cajamarca, un 28 de julio de 1977. sus estudios primarios y secundarios los realizó en el Colegio Particular “María de Nazareth”. Nueve años después participó en lo Juegos Florales Nazaretanos ocupando el segundo lugar por haber declamado el poema “La Guaja”. Desde entonces escribió tiempos versos, dando a conocer su travieso pensamiento entre amigos y familiares, Cursó el primer año de la especialidad de Lengua y Literatura en el ISP “Hno Victorino Elorz Goicoechea”.

Memorizaba con increíble rapidez enormes poemas que llenaban su alma de fantasía y color, convirtiéndose en el número infaltable de las reuniones familiares. Iniciada su adolescencia, encontró en la poesía la mejor manera de expresar su “callado pensamiento” Era frecuente verla escribir y, después de algunos días, encontrar dentro de la cama, debajo de las almohadas, en los tocadores sus deliciosa “cartitas” acompañadas de tiernas hojas o florecitas. Hasta que un día decidió ir a vivir al jardín de los claveles a florecer “después de haber caído, porque no se han secado sus raíces”. Muere en 1995.

Participó en diversos concursos de Declamación de poesía inter-escolar, llegando al camino de la madurez en su expresión poética con la magia del “Canto a Cajamarca” de nuestro querido poeta Manuel Ibáñez R.

De su libro: “Gotita de agua”

PENSAR EN ELLA

Pensar en ella es pensar en la muerte
que acechando
va su vida

Aún tan joven, tan bella
y aún así
el sufrimiento es su única compañera.


A veces me pregunto
En el silencio de mi soledad
¿el por qué? ¿el por qué de ella?

Pensar así un solo momento
que todo a pasado ya
pensar en la alegría de existir.

Ya estoy perturbada una vez más
mi mente va llegando al piso...
al abismo del recuerdo.


Que si es un sueño la vida
no sé
pero el dolor se acentúa
tanto en mi callado pensamiento tanto
que frente a la luz
ya no veo más que oscuridad.


SERÉ YO


Reza por mí
Cuando la lluvia caiga
Será porque lloro
De tristeza al tener la ausencia tuya.


Cuando el soplido del viento juegue con tu cabello
seré yo
quien jugará con tu cabello
seré yo
quien te rozará las manos tiernas y puras.



PASAN LAS HORAS

Pasan las horas y llega la oscuridad
de la noche.
Más la duda persiste, cómo fijar
el tiempo en una hora o retener el agua en una mano.


Duda que aqueja mi marchito corazón
la razón que trata inútilmente
de nostalgia nos doblega y logra
hacer caprichoso nuestro destino.


Florece después de haber caído
porque no se han secado sus
raíces.
Sin querer va derramándose cual
si fuera rocío logrando embriagar
completamente la razón.

JUAN CASTAÑEDA BURGOS

JUAN CASTAÑEDA BURGOS. Hace un tiempo preconizado la existencia de una editorial nueva en Trujillo. De la mano con Camilo Valqui y otros amigos le dimos vida por un significativo tiempo. Nuestra falta de recursos económicos y la voracidad capitalista nos cerraron el paso. Pero quedó la línea. Quedó la posición. Ahora se continua con quienes siguen en la brega... Y, ahora, como entrando por la puerta ancha, viene Juan Castañeda Burgos.
Juan ha puesto en nuestras manos sus versos plenos de entusiasmo social. Cosa que no nos extraña: Vive luchando, luego sus poemas forman parte de esa lucha. ¿Qué más podemos pedirle a un hombre consecuente? Sus poemas son frescos, con imágenes bellamente logradas. Andando los tiempos irán desapareciendo algunas imperfecciones formales de su obra para dar paso a la plenitud formal; pero hoy y mañana tendrá el mismo contenido: el hombre, el amor, la revolución proletaria
...por eso lo unimos a nosotros para seguir abriendo el camino por el que transitará la nueva sociedad que nos espera ( Dr. Luis A. Cobos Yépez – Gráfica “El Liberal”)


BIOGRAFÍA DE UN AMOR

Amada, te amo de universo
en voz de fuego dando aviso
te amo de mundo
con razón bajo una forma
Te amo con lenguajes
sin adverbios especiales
te amo al redoblar la tarde
en los caminos.
Te amo entre el pecho universal
y sin verbos auxiliares
en el momento literario
cuando el bien crece ardiendo
No hay dirección cuando te amo
ni límites con patria consagrada
en mundo registrado al fin
abrazará estos cuerpos entre pechos
Te amo sin análisis ni fórmulas
sin historias ni religión ni credos
pero te amo en lo alto de la vida
en el subterráneo de tus venas
No preguntes, calla y punto
la línea no es recta
duele el tobillo, la frente
morirás y moriré... y basta
VIVIREMOS


HOJAS MUERTAS

Qué ha quedado atrás sino la
última palabra,
que otro ser a vivido más que
el señalado por su destino
y que hay detrás de estas palabras
en el acero verso?
Todo lo que ha sido ayer presente
hoy no es más que el pasado,
si ayer era la búsqueda infinita
de la alegría en primavera, hoy
no es más que el encuentro
de las hojas muertas del otoño.
Todo ha quedado atrás como la
niñez del anciano que hoy fallece,
ha quedado la sonrisa de
la amada como ecos de una larga
voz salida de la tierra,
hoy todo a quedado entre el
vuelo de los pájaros hacia el
silencio de las miradas.
Por todo esto tengo que marcharme
del otoño t sembrar la luz
aunque sea mi última palabra
o ayudado de las hojas muertas.
Volver a mirar aquella estación
que me prohibió nacer
o a oír aquellas sonrisas que
jamás han de escucharse.
Lo que ha quedado atrás es la última palabra así
Como las hojas muertas.


EL REPOSO DE LA NOCHE

La noche es un estancia de la vida
donde las aves anidan en medio
de su vuelo,
es un lugar donde se ocultan los
cantos luminosos del recuerdo,
la noche es un manto negro que
cautiva al silencio y al duelo
de las lágrimas,
la noche es la otra mitad de la
vida donde el tiempo mira
como una herida abierta,
es el lugar donde se encuentran
los seres solos,
la noche no es la alegría pasajera
es el dolor eterno del alma pura
olvidado por la paz.
La noche no es el rocío deseado
sino la lluvia obligatoria del silencio,
es un lago enlutado por las almas
que alguna vez amaron y
sólo cosechan falsas esperanzas
la noche es un lugar que moran
el olvido y la desventura,
la noche es un ligar donde reposan
los bosques, las montañas y los
ríos,
la noche es donde aprendemos
del color humano a beber sus
amarguras y a compartir el
descanso de los muertos.

MOSHENGA VIII CABANILLAS PÉREZ.

MOSHENGA VIII CABANILLAS PÉREZ. Vagando días de días en cinco segundos Vuelco esta Poesía...
Nací en José Leonardo Ortiz, departamento de Lambayeque, el 31 de diciembre de 1976, crecí en la sierra Cajamarquina, del cual me considero San pablino, actualmente curso la Carrera de Ingeniería Geológica en la Universidad Nacional de Cajamarca a parte de dedicarme por entero a la poesía.


LÁGRIMA

Te vi por la tensa carga de un rayo
partiendo tu alma en dos,
por el grito trueno
de empuñado sable,
por caer transparente la plomada
detenida en tus ojos de latón,
por abrazar a ciegas con tu abrasador calor
y ser infiel nocturna mirada solitaria.
Te vi impregnada de escarcha / congelante
sentenciando el velo oscuro / indefensa
golpe en yunque /
lágrima al rojo
quemante, retorcida /
cuesta abajo.
Lágrima,... trepa nuevamente
con la yema de tus dedos
a tu mejilla refleja /
ardiente,
trepa mutilada /
entera
dile al sollozo...
¡apagado estás!
Al sentirte sola;
despídete hojas de palmera
que pasajera tornase la tristeza,
dile a tus labios cercanos / distantes
que siempre fuiste acero
perlas vespertinas
desvanecidas de tocar el suelo.
Lágrima quién por ti llora
mezclados cabellos
acariciando tus colinas,
fuente del suspiro
en el pañuelo del olvido.
Caes como la noche...
eterna de los años...
asaltando soledades...
embriagadora de delirios...
meditando las penas...
exigiendo alegrías...
en los besos inconclusos...
Lágrima,...
caes como la lluvia...




CARNICERO

Eleva el verdugo, hachas, bisturís, sierras,
cuanto más cercene al cordero negro su tronco,
una raja de profunda espera,
de ira incesta
al igual que el pecado primigenio
recae indestructible.
¡Guillotinados todos por su deseo!

Una rosa gimiendo
corre en su iglesia noctívaga
al profano cementerio,
una zorra astuta come borrascas,
cerros, ciudades, gentes, niños, pulgas, piojos, suciedad,
y con todo el amor,
el asqueroso rabo...
agua sagrada
esparce bendiciones.

¡¿Tú,...pensaste que el frondoso árbol del cual somos raíces,
su belleza insana en forma de gusanos te salvará?!
¡Mentira!
Por el camino vas
con su agonía,
su yugular trícela,
su sangre azul trombótica
su ojo tinto, vidrioso, indeleble, ausente
¡arrancada está…!

Y embestida en su sombra roja
al vacío fue a dar,
aún no impacta superficie,
seguirá y seguirá cayendo
hasta el sinfín,...incertidumbre universo
y con inapelable hacha
nuevamente un carnicero,
en ruedo
a suerte suprema
tenderá el florete,
cinco mil millones de manos
veinticinco mil millones de dedos adanes
ensortijados de Oro,
blandirán la estocada
al corazón del mundo
en sol menguante.
Alejaos a un nuevo cielo...


DE TRAVESÍA POR LOS EDENES

Transita la regresión,
deszambullidos cuerpos insumerjos,
en bitácoras escritas por pluma diabólica,
ni embeleso de sirenas esbeltas...-¡falsos encantos!-
Nunca salió el barco del puerto en mares de sangre,
para escribir con la misma pluma,
Filosofías de encantos, -¡Qué hipocresía!-
que no regreso a la orilla del anhelo
incoherencia del lánguido viento,
aun tiene Eolo el sentimiento de culpa,
del continente apartado de su pangea.
Nadie navega sin mirar atrás
rasgando vestiduras en favilas de un averno.
-¡ Hay cancerbero, estrago de tu agudo diente inciso
para destrozar los cuerpos!- Tus bocas languidecen
por falta de corderos.-¡Tus lenguas de víbora están sedientas!-…
-¿Existiendo más edenes?-, -¡Habrían más infiernos!-
-¡Estás cansado en la fosa más profunda!-
Donde Poseidón no puede derramar lágrimas.
en el oscurano testamento de un Hades alicaído.
Atlas cansado del peso filosofano no cumple la condena.
El buitre humanizado pleitea como siempre en el subterráneo,
ya no lo hace a tajo abierto, -¡ya no es más un águila!-
Retoma fuerzas para sostenerte de tanta abadía.
-¡Es lascivo!,… dioses mitológicos,…
convencerles, para volverles cristianos.
Es sacrilegio, confundirte oh Zeus,
Y darte un sueño diferente en copa de madera,
concediéndote el trono Luzbel,
un trono de bronce con brillantes de vidrios,
igual da,…-¡Quién les hizo dioses!-
Esclavizadores de conciencias,
quién fue el del primer rito
que institucionalizó el golpe en el pecho.
Con acción en contra de imponernos
durante nuestros 5 millones de años de evolución,
crudezas de no desafiar al sol.
-¡Una voz de auxilio al Prometeo perseguido!-
-¡Da miedo nacer, porque morir es espléndido, al revés!-
-¡No afrontar la realidad acusadora de conciencias
es volver al vientre de la Madre Santa!-…-¡Una tierra híbrida!-,-¡Asesina!
donde el hombre crea a imagen y semejanza su propia duda,
ya juega a ser omnipotente y es complacido
cuando por pronto asustado en su sombra inquiere compañía.
Detrás del ser más perfecto hubo un humano
vestido de harapos y pieles de abrigo
bebiendo mares de sangre,
a expensas de que en el Santo Libro
lo antes mencionado estaba prohibido.

RICARDO CABANILLAS AGUILAR.

RICARDO CABANILLAS AGUILAR. Nace En Pacasmayo el 11 de marzo de 1958, Catedrático de la Universidad Nacional de Cajamarca en la especialidad de Lengua y Literatura, escribe: novela, cuento, poesía, ensayo y teatro.

PRODUCCIÓN LITERARIA:

“La casita Teja Roja” Poesía (1991)
“Fábulas del Arco Iris” Poesía (1993)
“Canto rodado ... “ Poesía (1995)
“Exhorto a la Palabra” Poesía ( 2001)
“Concierto de Máscaras” Ensayo (1988)

DE LA CASITA TEJA ROJA


Arbolito
Arbolito
Solitario,
Guardas siempre
Mi camino

Cuántos besos
Das al viento,
Cuánto aroma
A su voz.

Arbolito
En mi cuaderno
Hoy pinté
Tu corazón


“DE CANTO RODADO”

POEMA XI


Porque la luz
aún canta en tus ojos
como un rayo de palomas,
un rocío en la gota de un TODO.
Porque la luz
es la húmeda nostalgia del pasado
en el ala mestiza del presente,
es geranio del crepúsculo
que te roza simplemente,
es tu propio lirio con tu nombre,
es tu propia luna desdeñada,
es tu propio hermano que no viene,
es tu propio hijo que no nace,
es tu propio ego oculto tantas veces
es el diáfano latido de tu sangre.
La luz, óiganlo, hermanos
es muerte de la muerte
y vida de la vida.



DE “EXHORTO A LA PALABRA”

POEMA III



Porque la palabra
no nació para el silencio,
o para testificar su desencanto
en el huraño rincón del egoísmo;
y aun en el rudo infortunio
del beso extraviado en la sombra,
es el rostro del espíritu
habitado por la luz.

Porque la palabra
no nació para el silencio.
Pues el trino de la lengua
estremece a la rama
más torpe e inútil,
la torna activa,
la muestra viva,
humanamente árbol,
sensiblemente bronce.

Porque la palabra
no nació para el silencio,
no para ser cómplice del miedo
contra el dicterio
que humedece el alma.
y es bálsamo también
para el oído penitente
cuya ansia se extingue
cribando en la noche
voces luzalbas, yelmo y vida,
delfínica poesía,
ecos,
sonajas
tropel
incendio
¡Oh, palabra violeta!

ARMANDO BAZÁN VELÁSQUEZ

ARMANDO BAZÁN VELÁSQUEZ. Nació en Celendín el 4 de noviembre de 1902 y murió en 1962. Viajó por diferentes países de América y Europa, hecho que forjó en él una vasta cultura humanística. Sus elevados dotes intelectuales le permitieron asistir a numerosos certámenes periodísticos y pedagógicos en Inglaterra, España, Bélgica, Francia y otros países.

Recogemos de la antología de la Poesía Cajamarquina lo siguiente:

“Espíritu inquieto y bohemio, poeta de avanzada, luchador marxista en su juventud, humanista, socialista en su madurez. Bazán es uno de los pocos escritores cajamarquinos que, además de residir en América y Europa, vivió de la cosecha de su pluma: periodista, editor de bibliotecas literarias, traductor de obras francesas, inglesas, norteamericanas y rusas.

Sólo escribió un libro de tentativa poética vanguardista en su juventud, “La Urbe Doliente”. Guillén lo incluyó como único exponente de la poesía cajamarquina- en su “Breve Antología Peruana” (1930); y años después Luis Alberto Sánchez, con Amalia Puga de losada, Guillermo Luna Cartland, Nazario Chávez aliaga y Anaximandro Vega, lo consideró en su “índice de la poesía peruana contemporánea” (1938).

Editó “Poliedro”, la primera revista limeña vanguardista de poesía y crítica literaria (1926). Publicó poemas en amauta (1926-1929) y en “Mundial”. Discípulo de José Carlos Mariátegui y admirador de César Vallejo. Fue uno de los siete ganadores del concurso poético de vanguardia de la Fiesta de la Planta, de Vitarte, declarada fiesta del proletariado limeño (1927). Testigo ocular de la Guerra Civil Española (1926-1939)

Publicó libros en París, Madrid, santiago de Chile, Buenos Aires y Lima.

Producción Literaria:
La Urbe Doliente, poesía, Lima 1925
Urbes del Capitalismo, Crónica, París, 1928
Unamuno y el Marxismo, ensayo, Madrid 1934
España ante el abismo, comentarios históricos, 1937
A Madrid, por Belén o París, crónicas 1938
Biografía de Isabel La Católica, 1940
Biografía de José Carlos Mariátegui, 1941
Biografía del Inmortal de los Andes, 1942
Antología del cuento peruano, Chile, 1942
Prisiones junto al mar, novela 1943
San Martín y Bolívar, 1949
Vida y obra del Maestro Enrique Molina, Chile, 1954
Será un vagabundo, cuentos, 1954
César Vallejo, dolor y poesía, Buenos aires 1959




HETAIRA

Si al abrirte sus entrañas,
se hace la cruz
de tu deleite:
Por qué no te inclinas
y la besas en los pies?

La pobre hetaira entrega
un poco de su carne
y un poco de dolor en cada cruz.

Que entregan los que tienen todo,
los que lo venden todo
qué nos llegan a entregar?

Domadora! Domadora desgraciada!:
ascos que escupen tus entrañas
para amargarte el corazón...
Domadora! Domadora!

Tus jaurías aullantes
se quedaron quietas. Hombre:
Por qué es que ahora no te inclinas
y la besas en los pies?

(“LA Urbe doliente”, 1925)



BORDE

En las magnolias
más altas
el alma despertaba
azuleando

Tu ausencia
tocaba marchas fúnebres
en un lento
desfile
de
horizontes

Y del canto solitario de un pájaro
caía el frío de tu voz
a mi mañana estática


(“Amauta” No 13, 1928)



DÁRSENA


En los caminos suaves de tu voz
florecían los abedules de la tarde


Suena el violín del horizonte
una sonata de nostalgia

Se están muriendo lentamente
los puertos en los ojos tristes
de un solitario marinero en tierra


Y en el espacio de ámbar
del crepúsculo
lánguidamente
un sueño tuyo se despierta


(“Amauta”, No 13, 1928)

SOCORRO ISABEL BARRANTES ZURITA

SOCORRO ISABEL BARRANTES ZURITA. Nace en Cajamarca allá en los años cincuenta, un cinco de octubre. Todos sus estudios los hace en Cajamarca. Profesora rural en Huacapampa, Celendín y en Ventanillas de Otuzco, Cajamarca, dos experiencias extraordinarias en los que, más que enseñó, aprendió de nuestra Cultura Andina: sus valores, la belleza de sus artes, la sensibilidad hermosa y diversa de la naturaleza, el olor creador de su tierra y de sus gentes solidarias, recíprocas. En dichos lugares nutrió su espíritu y la fuerza de su destino adverso, para conquistar la esperanza y los sueños.

Trabaja casi todo el tiempo por los derechos de las mujeres de este pueblo donde nació y también porque la cultura sea un derecho de todos. Laboró muchos años en la Asociación Mujer Familia, la cual la formamos con sueños y penas y que ahora me mira de lejos, ya sin conocerme. Escribe algo de versos, como un derecho que quiere conquistar.

QUETZAL
El día amanece entretenido
en la inmensidad de tus plumas Quetzal,
dios del aire dividido, del color, del espacio,
perdiéndote entre el muro de la tierra
separando divinidad y aliento,
derramando colores en el cielo;
todo se tiñe, todo se pinta, trina el canto
en medio de la existencia teotihuacana.
Quetzal amarrado en el friso de la tumba,
el dios caracol enrosca su círculo inacabable,
el mar se precipita en tu silencio
piedra, sobre piedra, muro sobre muro;
el arco iris de tus besos empluma la serpiente
la vuelve humana, diosa
arrastrando su terquedad de víbora
llena de plumas, estrella ...
vuela en el espacio dibujando
el viento perfecto de la historia
Quetzal aprisionado divinidad evaporada,
enciendes la flor tu garganta
canta el tiempo, hora tras hora
Quetzal emplumado en la serpiente,
roto en colores nuevamente,
engarzar el filo de la lengua Nahualt ;
en las casas rastreando el oído de los dioses.
Los pasos niños, los pasos jóvenes,
los viejos, incrustados en tus dientes,
en los caminos misteriosos de tus entrañas.
Viento bajando de la luna
escribiendo en los bordes del nopal
hincas tu pecho en la premura,
viento herido, gimiendo, mirando
crecer en los elotes, granos de sangre y de dulzura
Quetzal viento, Quetzal dios, Quetzal pájaro
anidando una cultura para siempre
no desaparece, ni se pierde, amanece
en el centro de la vida
volviendo a contar historias
que rumia el jaguar entre los días.

Teotihuacan, Agosto 2004





ERA MI MADRE UNA HORA DE LUZ Y DE MISTERIO

Hora de luz, camino de sangre
temperatura de rosas y de espinas
su risa gira en el molino,
abriendo la casa, los ríos azules de las algas,
mirtos morados, apretando el destino entre los vientos.
Armar el momento
huesos azules y rojos , levantar la casa, el destino
con retacitos de su corazón.

Mujer barro firme,
mujer casa, paloma, flor, beso, espina roja, guitarra, enredadera
mujer, ventanas de luz alegre, pies de fuego;
bajabas los abismos los precipicios de las horas amargas,
descalza, desnuda, libre, decidida, limpiando de penas el destino

las palomas comían estrellas a la hora de su muerte.

Eras un punto de luz en la distancia, después de los abismos,
Un charco de alegría, empuñadura, estalactita de un bastón de oro.
Apoyaba en ti mi columna vertebral, mis bolsillos vacíos,
rodaban los misterios ocultos de mi tristeza.
Eras mi risa, apretada en mi falda de picaflores,
aleteando la noche, chupando el cristal de la mañana próxima

Levantabas tus alas de paloma, de fiera tutelar de las montañas
tus alas de los cien colores, rodaban, tus fauces valientes
aromando al sol con tu ternura, entonces,
sólo entonces la tristeza se desvanecía,
corrían los recuerdos debajo de la fuente primigenia
abríase tu risa mineral, burbujas, redondos botones de madera,
árboles de roble.

Enamorada de la suerte,
de aquél hombre envejecido en los inviernos
de aquél hombre montado en caballo zaino,
caballo de Aquiles
antes de destrozar la aurora de su talón izquierdo.
Ese hombre, andaba en tus entrañas
haciendo rugir fuego, centellas, rayos prematuros,
adivinando tus ganas, tus silencios, tus rugidos
Fiera apetecida, picaflor hembra, batiendo las alas sin parar.

Eras maravillosamente de fuego y cicatriz.
Levantaste una casa de adobe,
entretejida con paja rosarios gloriosos dolientes
Una cocina y dorar las infinitas diversas caricias
apretadas en tu vientre.
Abiertas alas en cada circunstancia
En la ausencia del comino
la pimienta, el aceite o la sal.

No fue fácil hacerte de luz,
porque eras humilde, sencillamente humilde.
Tallaste el destino en las horas de madera,
venciste con Catequil el estruendo de las penas,
fuegos sempiternos.
Amaste odiaste rugiste la vida en tus garras de fiera
en tus brazos de paloma.

Fiera y asfalto, rosa y espina, aurora y crepúsculo.
Rosa de los vientos.
Brújula picaflor camino esquina enredadera ortiga,
esa eras tú, mi madre.


CANCIÓN A MARÍA ROSTOROVSKY

Escribir la historia
armar
descomponer el ritmo de la conciencia
verter las páginas unas tras otra
arañar el camino donde anduvo mi sangre
sigilosa y eterna.
Hallar los huesos de la muerte
desentrañar la vida en sus miles de años
incrustar los dientes de la noche
en los barrotes de la torre en que duermen
dibujos cargados de emociones.
La boca de un jaguar que vomita estrellas
granos de pallar
explicar el odio feroz de la cabeza clava
mirando sin cesar el tiempo
desprender el instante en que volaron las
aves gigantescas
rumiar la ausencia anunciada, los quipus
olvidados
desentrañar la espera del hombre
germinando en el agua para reír un día
risa encendida a galope entre las
algas mutantes.
Volver a contar la historia que danza
entre las cuevas y los pedregales verticales;
descifrar cómo la piedra pudo
instalarse en la cima
amor de cóndores macho y hembra
hembra y macho unidos por
el cielo y la tierra murmurando
su amor en la lejanía absorta
que se pierde en el lienzo obligado del intihuatana.

Repican los tambores y pututos
anunciando los siglos que se fueron
horadan las huacas
sus secretos sumidos en cenizas a
punto de volver a encenderse en el fuego de la
historia.

Rastrear el hilo
que se pierde en la memoria
de niños que beben recuerdos
en las mitades del eco
recogiendo sonidos, formas, testimonios
petrificados en el segundo que cambió el rumbo de las
cosas.

Después de andar cientos de años,
recoger los restos de la vida.
Me siento en el diván
ubico los períodos temporales y
descifro los jeroglíficos de las generaciones futuras;
recojo los últimos restos de la página
y sueño el ayer en el mañana,
abrigando mi pensamiento entre las sábanas.

MIGUEL GARNETT JOHNSON

MIGUEL GARNETT JOHNSON. Nació el 28 de Octubre de 1935 en Londres Inglaterra, estudió en Oxford y la Gregoriana en Roma. Ordenado Sacerdote Diocesano en 1965.
Llegó al Perú en 1967 para trabajar en san Martín de Porras – Lima. Nacionalizado peruano en 1974.

Trabaja en la diócesis de Cajamarca desde 1972, con la excepción de los años 1996 – 97 cuando estaba en la Prelatura de Huamachuco.

Autor de:
Novelas: RONDO, ganador del Premio “Amalia Puga de Lozada” por ser la novela más leída en Cajamarca
CATEQUIL
CAÑADAS OSCURAS
TIEMPOS VAN... TIEMPOS VIENEN...
DON JASHO
LOADO SEA MI SEÑOR (Meditaciones para rezar el Santo rosario)

Series Radiofónicas:
WILLAQ ORQO (El Cerro Cuentero),
ENCUENTROS DE SAMGRE (hostoria de la llegada de los españoles a Cajamarca), ambas ganadoras del premio Kukulí de Oro.
Guiones Teatrales:
LA PASIÓN DE HOY
EL SEÑOR DE LA CAÍDA
ASESINATO EN LA CATEDRAL (adaptación de la obra de T.
S. Eliot)
EL JUICIO A SÓCRATES
EL EQUÍVOCO
NAVIDAD PERUANA

Series audiovisuales:
MARTÍN LUTERO
VIDA DE JUAN PABLO II
EN BÚSQUEDA DE LA VERDAD
HISTORIA DE LA IGLESIA desde sus orígenes hasta 1492

Guiones de Video y dirección de la Serie:
EN BÚSQUEDA DE LA SABIDURÍA: ( histopria de la filosofía occidental) des Thales de Mileto hasta nuestros días
SIGNOS DE ESPERANZA ( los 7 sacramentos de la Iglesia)
Poemarios:
HUELLAS ANDINAS
ASTILLAS POSTMODERNAS

Aficionado A la Pintura, es paisajista

Practica las artes marciales y tiene cinturón negro, tercer dan, en el estilo Shorin Ryu, Shidokan, Escuela Myazato.

Reside en Cajamarca donde continúa con su labor pastoral, su quehacer literario y artístico

DE HUELLAS ANDINAS

Descanse usted
Noche oscura,
terciopelo negro,
estrellado;
humo,
con perfume de eucalipto,
aprisionado
entre las tejas de la choza.
Calor de hogar,
candela en la cocina,
mote y papas,
y los chistes
que, como leña seca,
chisporrotean.
El aire entra frío
por las rendijas de la puerta
y el candil sólo ofrece
una luz de lo más tenue,
pero el huashpay va circulando
y la voz del dueño de la choza
insiste amablemente:
-Descanse usted, no más,
descanse...





CUMBEMAYO


Recto,
flecha lanzada en la roca viva,
el canal trae su misteriosa agua
detrás de la cordillera.
Los ángulos precisos,
los petroglifos
y un altar
son restos que intrigan,
y todo es silencio profundo.
Sólo el viento,
jinete
que corre bajo la bóveda del intenso azul,
apenas salpicada
pro el blanco de las nubes,
hace cantar a los “frailones”:
grandes órganos rocosos,
o majestuosas fortalezas,
que guardan los secretos del pasado.
No es lugar para el turista fácil
traído por un auto
y una simple hora de paseo
con unas cuantas fotos.
Esta tierra tienes que abrazarla,
con ella compenetrarte,
emborracharte
bebiendo de su viento.
¡Es lugar santo!

EL CARNAVAL

Es tiempo del rey Momo
y, por sus ordenanzas,
hay alegría
y euforia desbordantes,
en globos de agua derrochados,
serpentinas,
unshas
licor,
acompañados por las comparsas
y las coplas
groseras,
divertidas,
sabias,
y populares.
En la corte momiana
cada fantasía se hace realidad:
figuras
de tres metros de estatura,
en capas rojas
y en sombreros conicales,
bailan,
los ojos centellan colorados
y no se saben si son hombres
o mujeres.
Otros motivos,
extraños y grotescos,
alucinantes,
brincan, saltan
y hacen piruetas:
una gran gallina
se divierte con un zorro,
las brujas vuelan sobre sus escobas,
y nos lanzan alegremente
los diablos atrincherados
hacia su cielo infernal.
Al paso de los carros alegóricos
la selva,
los planetas,
las reinas
y el palacio de Versalles
se entremezclan;
cohetes ametrallan nuestras calles
y seis bandas tocan a la vez.
El mundo está enteramente de cabeza
y es lícito
lo normalmente prohibido
son días de absoluta libertad
y de gozar
sin miedo a las leyes
y las normas
de cualquier autoridad.

En mi puerta hay un foco solitario
que anuncia
que ha fallecido mi hermano,
joven todavía,
en la flor de la edad.
Fue oficial de infantería,
emboscado cerca de Tocache,
y nuestra casa ahora se encuentra
abrumadamente enlutada.
Las lágrimas chorrean en vez de agua
el negro reemplaza el derroche de los colores
y nuestras caras grotescas
se han hecho
por el dolor de nuestros corazones,
unas verdaderas máscaras
de carnaval.

JULIO GARRIDO MALAVER

JULIO GARRIDO MALAVER. Nació en Celendín, Cajamarca, el año 1909. tempranamente abrazó la poesía. Constituyéndose e la voz más profunda de Cajamarca. Destacando también como novelista y periodista. En su larga experiencia vital, fue hombre comprometido con el dolor y la esperanza de su pueblo. Luchador social, militó desde su adolescencia en el Partido Aprista Peruano. Hombre de grandes ideales y principios, por su lealtad recibió cárceles y destierros. Garrido Malaver fue Diputado y senador. Su formación Académica la realizó en universidades de Lima y Santiago de Chile.

Ganador de concursos literarios en el país y en el extranjero, como los Juegos Florales Universitarios en Lima. Fue coronado Poeta de la Primavera en 1937, en Chile, por su Canto a la Reina Primavera.

Toda su obra poética, reunida en siete tomos, se publicó en 1988 bajo los cuidados del Poeta César Calvo. En prosa ha editado varias novelas. El Maestro Antenor Orrego expresó con respecto a este libro: “ Versos escritos en el encalado de la pared carcelaria con vastos trozos de carbón, únicos materiales de los que disponía el poeta para su magnífico despliegue de canciones murales, ahí donde sólo habían imperado siempre, agazapados, los gemidos y las sombras de los desgraciados”.



De la “Dimensión de la Piedra”:


I

Monologo en la piedra, y digo, y digo
lo mismo que en mi voz cuando hablo para el viento.
Y me horada una duda en lo más hondo
lo mismo que una pena.
Y me sorprende la idea más antigua sobre el hombre
como un golpe de gracia
que se quiebra, quebrándome, en dos partes:
el origen y el fin, esto es, la nada.

Y me salgo de mí
para buscarme entre los escombros del Tiempo
que fenece sin poder ser el Tiempo,
para llorarme al pie de toda huella,
para clavarme y desclavarme en los gimientes leños
sin redención exacta por plural

Y vuelve mi destino a golpearme con un golpe distinto,
más arriba de todo lo creído,
más adentro de todo lo que la luz encuentra,
más allá de todo lo esperado...

Y divago en la forma de la Tierra.
Y el cielo se me hace nudo grande en el pecho.
Y de súbito me arde, rodeándome, un grito
que a la piedra reclama ser blanca como el pan...


12

Sólo el agua el agua que brota de entre la piedra
en el arroyo, el torrente o el río,
sabe que los secretos de la piedra;
por tal sabiduría,
hace siglos que ensaya, en su fluencia cristalina,
la voz que necesita
para decir lo que ella sabe de la piedra.


Porque eso es así, el agua,
que todavía no ha perfeccionado la voz que el hace falta,
ensayando esa voz, fecundiza la Tierra,
se cae y se levanta en lluvia o nieve soledad...


Porque eso es así, el agua
no ha dejado de ser fluida,
quizá también buscando sus equilibrios absolutos propios,
inspirada e la piedra de la piedra.



82


Amada:
Si no fuera por la piedra
que me mantiene, fuertemente, a mi adherido,
ya mi corazón habría salido de mi pecho
para buscarte por el mundo...

Y de tanto buscarte,
quien sabe si se hubiera ahogado de caminos,
de soledades, de silencios, de olvidos,
o habría anclado en una estrella.

Porque no sé si mi corazón que llevo y que me lleva,
será capaz de ir a pie
hasta el manantial de mis alas que es tu ternura...

Porque no sé si mi corazón
tiene ya sentidos como para orientarse
en lo indescifrable del espacio,
en lo inocupable de la luz,
en el vacío sepultado en la piedra,
para que me guarde
hasta de limitado hacerme ausencia y hasta muerte...

Porque no sé, si a costa de la piedra,
mi corazón podrá crecerte hasta los ojos
para inundarte con sus pétalos y aromas,
los mismos que la piedra me prodiga para hacer tu recuerdo...





De “El hijo del Universo”



¿ Y EL DOLOR? ¿QUÉ ES EL DOLOR?

El dolor es la presencia larval de un pensamiento,
deseo o sentimiento a los cuales no supimos, no pudimos
darles o les negamos dimensiones y órbitas propias.

El dolor es un proyecto de creación que importa,
cruel castigo, cuando no gana la calidad de fruto.

¡El dolor es dolor si nada crea!

¿Qué es la tristeza?

Solamente la interminable sucesión de vacíos con los
cuales se nutren nuestras múltiples ansias insaciables...

¿Y qué es el Amor, entonces?

Apenas si es lo único que logra la mayor cercanía de la luz, pero que, se nos escapa en el instante en que pretendemos hacerlo totalmente nuestro, porque no sabemos una sola manera, absoluta y total, de adueñarnos de él, aunque es verdad que siempre nos deja el dulce rescoldo y sus aromas inefables.

¡No! ¡Pensar así es demasiado cruel! ¡Pero la crueldad es la única medida del hombre!

¡Horror! Y después, ¿qué extraeremos de entre el polvo y la ceniza cuando descendamos profundamente a ellos?

¿Acaso, los hombres, no somos sino modelos de barro trabajado por la luz, únicamente, para que ella no deje de ser luz?

¿Era necesaria la lobreguez de la noche para que fuera comprendida la luminosa plenitud del día?


Comenzaba a ser el hombre.

¡Otra vez el hombre!

Ahora sentía en su interior el latido de algo parecido a semilla estremecida en auroral germinación.

Y pudo preguntarse, si antes, había o no había oído la voz del Arroyo, no obstante que millones de veces descendió hasta la íntima y dulce frescura de sus aguas, con los labios resecos y su garganta anudada y reanudada de sed...

Pero sintiéndose nuevamente hombre, pensó: si me fuera dado diluirme y confundirme con el caudal del Arroyo, por las noches me embriagaría de azul y de estrellas hasta que mi voz, ardiendo de pasión, modulara el Canto Redentor que diera a la tierra mayor fecundidad: así la Vida alcanzaría su dimensión eterna...

También podría ser feliz sin llegar a constituirse en el fragoso torrente... Pues, le bastaría ser la piedrecilla que el agua del Arroyo redondea con amoroso trata cotidiano... O sí, al menos, pudiera confundirse con la roca enclavada en la orilla de la corriente para que no la olviden nunca sus caricias cristalinas...

Y bebió del Arroyo hasta que la inmensa sed que le encenizaba la garganta, se extinguió...

Y cuando su rostro, sorprendido, una vez más, por una como risa del niño que perdió, miles de veces, para dar paso al guerrero de siglos, de gesto brutal, la más reciente de las voces le ordenó:

-¡Anda! ¡Anda! ¡El Arroyo te ha devuelto el uso pleno de la palabra!

Aquella era la voz del árbol a cuya sombra se definía, una vez más, el hombre...

¡El árbol se engalanó de flores y de pájaros!

¡A la sombra del árbol, el hombre se quedó dormido!


Venía durmiendo Lunas y más Lunas.

Soles de Soles: en tanto que su espíritu alternaba con el infinito; por eso la necesidad de una pregunta:

- ¿Estaba o no estaba vivo?

¡Sólo ensayaba la negación de su viejo cadáver como la última contradicción de us Muerte inventada!


Y las fuentes, las mariposas, los árboles y los pájaros se acercaban a él para verlo y sentirlo. ¡Cuánto del tiempo que transcurre estaría así, pero ya no hubo ni el menor de los indicios de que el hombre volvería a ser únicamente su cadáver, porque los gusanos que intentaron poseerlo se devolvieron a la tierra diciéndose:

-Allí, ya nunca más tendremos nada; no habrá ni siquiera polvo para nosotros...




El había venido al mundo para predicar la Verdad. He allí su misión. Amaba a la Justicia. He allí un Redentor.

Y por los caminos de la humildad y del Amor, llegó hasta el martirio, para retornar a su fuente, la suprema Fuente.

Durante su tránsito por el Mundo lo vejamos, lo acusamos; lo escupimos y calumniamos: lo negamos; proseguimos negándolo...

Pero, a despecho del Tiempo que transcurre, corroyéndolo todo, su imagen se eleva como la única efigie de la eternidad, dedicada al ser humano.


Venía de la pobreza, y fue por eso, Hermano y maestro de los pobres...
Su palabra era tan pura que hasta las aguas cristalinas se iluminaron al escucharla para no olvidarla jamás...

Y allí, donde siempre golpearon las tinieblas. El hechó sus simientes que harían el infinito milagro de los nacimientos...
Nunca, antes, había tenido el hombre un Guía y Maestro tan perfecto. Y tan perfecto que hasta las más antiguas plantas elucubraron nuevos aromas para su voz; esos aromas que no genera ninguna presencia vegetal que, a veces, en soledad de alma solemos percibir y creemos que es el aroma del Tiempo que nos está acercando a su última versión...



Cuando el llegó, el hombre no estaba preparado para recibirlo, pues, muchas veces se había perdido en sus propia sombra y sus tinieblas...

Y estaba a punto de oficiar como adicto absoluto de la Muerte...

Cuando, por fin lo rodearon y lo siguieron los humildes. El regresaba ya de cada uno de sus corazones...


Había pronunciado la palabra precisa como la más alta flor de la Gracia.

Y era necesario que su manos tuvieran el modelo del golpe para que la Noche derramara, a sus plantas, hasta inundar a la Tierra con la infinita pluralidad de las estrellas...

Como dulce paloma anidada en su pecho: La Mañana Perpetua...

La mañana Perpetua, cual alada proclama de divinos silencios, en espera de la hora para emprender el vuelo.

Ya en sus pupilas se había extendido el infinito como la santa edición del Relámpago...

Y sin embargo la Noche ciega hundió sus clavos en sus pies y en sus manos...

Y el dolor fue subiendo para ganar su gesto y pagarlo, en total, sobre su pecho...

Por eso lo lloramos, noche y día, por los caminos.

Por eso día y noche alguien llora en el cielo.



Aquél fue su día.

Pudo bien haber sido lo que había pensado.

Tenía entre sus manos la melodiosa arcilla primordial de los astros.

Se agitaba, en el fondo de sus ojos, su profundo secreto que hace el azul inmenso.

Y en su sangre ensayaban espejos del milagro.

Y en su voz se anidaban todas las transparencias.

Pero el se fue doblando, como árbol, por el lado de la noche.

GUTEMBERG ALIAGA ZEGARRA

GUTEMBERG ALIAGA ZEGARRA, Nace en Sucre, (Celendín ). Profesor de Castellano y Literatura.

En el año de 1981, obtuvo mención honrosa en el concurso Nacional de “Cuentos andinos”, realizado por el Ministerio de Educación, la FAO Holanda, economía y comunidad Campesina.

En el año de 1991 obtuvo el Primer Puesto en el Concurso de Cuento “Alfonso Peláez Bazán”, organizado por la asociación Celendina, residente en Lima. En 1992 obtuvo Mención Honrosa en Cuento, en los Juegos Florales “César Vallejo”, auspiciado por la Universidad Nacional de Cajamarca.

LLANTO EN EL RIO

Aquí, sentado, observo a solas
la cabellera cana de este río murmurador.
que canta en sus burbujas
y llora en su corriente
abraza fuerte a la paja silvestre
que se viene con el viento
y cae tristemente...

Y se pierde en serpenteante cauce
por entre las peñas solitarias,
y las nubes espesas, cual copos de culpa,
cubren su lecho de mortaja blanca.

Estoy aquí, helado de pena,
observando lo que un día de niño
asustó a mi alma.

Vuelve mi espíritu a mi cuerpo
junto al río de amor que nunca olvidaré;
rondan su rivera verdes pastizales
de esperanza, amor y fe.

Río de mi jalca añeja,
donde las cumbres crecen
cuando el sol se detiene
detrás de las nubes a observarnos.

Yo te recuerdo,
pero no sé dónde, pero te recuerdo,
porque te has infiltrado en mi ser,
y te has hecho alma de mi alma,
como tu espuma que se vuelve mar.

Y porque en ti he podido observar
con emoción inefable,
mi “ñaña” alegre crecer,
y escuchar la armonía de tu grito
imitando al hombre cuando llora a carcajadas

Río ... Río...
que bañaste mi cuerpo
con agua de lluvia helada,
no me pesa haber estado a tu lado
Con mis recuerdos derramados por el suelo,
con mis ojos anegados en llanto
con mis pasos cansados
junto al alma de mi padre y de mi hermano.

Río de genio fuerte,
engreído de las alturas,
río de agua limpia,
de inspiración eterna, de marzos tristes

Ahora ya puedo irme a solas,
después de haberme confesado
sin recelo alguno,
hablarte arrodillado frente a tu cause
delante de los alisos,
en lenguaje de palabras amicales,
que aprendí junto a tu orilla,
donde tú y yo bebíamos a cántaro lleno
las melodías de los zorzales.

Quiera que la noche se convierta
en fogón apagado del recuerdo,
y otro tanto de tu alegría
para mi alma joven
de tus aguas que asciendan como un deseo
a perderse entre las infinitas cumbres.


EL SINO DEL BATÁN

En hoyo fuerte, eterno y brillante
de un labriego y agreste batán,
se muelen recuerdos con mucho afán
entre sal, pimienta y ají picante.

Devora el “chungo” en vaivén cimbreante
el último estrago del fuerte azafrán,
epicúreo esmalte de guisos y pan
nobles aderezos de la olla humeante.

Mudo testigo de ñusta amable,
ufano estás en alñar risueño
de humilde choza, tu hogar materno ...,
o quedarás palpitante, en el recuerdo eterno?



CORAZONES DE HIELO

Esta calle helada, en que duele la vida,
De día y de noche cobija en su seno
Al pobre mendigo, resignado y bueno
Que extiende su mano clamando comida ...

Atado a su pena encuentra el pordiosero
Gestos indolentes, enojo inhumano;
De espaldas al cielo, cerrada la mano,
Ajena al dolor de todo limosnero ...

En un devenir de horas, días y años,
En que el pobre hambriento nunca halla consuelo
En su larga espera de alguna migaja

Pero al fin, el indolente, con sus desengaños,
Hallará a su turno hermético el cielo
Y ¡Oh, Dios, sin bolsillos la helada mortaja!

JOSE ABANTO ABANTO

JOSÉ ABANTO ABANTO Miembro activo del círculo literario “G’ravilla”. Nació el año de 1972 en la ciudad de Cajamarca. Desde temprana edad deja manifestar su sentir literario y artístico dedicándose al cultivo del teatro y la declamación e incursionando de forma decidida en el arte de escribir poesía. Ha publicado sus poemarios “Voces Cercadas” (1991), “Laberinto azul” (1995) y “De mi cansina tarde” (2002) “Réquiem entre dos citas” (2002), sin embargo, mantiene inéditos un libro de cuentos y una veintena de poemarios más. Ha sido ganador de eventos de Narrativa, Poesía y Declamación a nivel local y regional.
En la actualidad es docente activo en el Instituto Superior Pedagógico Público “Arístides Merino Merino” de Celendín.


TRAMOYA

Me abrazo
con mi sombra herida
en la bancarrota de mi bolsillo curvo
ni el pensamiento cabe
con tanto dolor de nadie.
Alguien mirará mi rostro helado
alguien sentirá mi desesperada vía
alguien oirá mi cadenciosa voz.

Incomprensible cielo.

Se almacenan los pagarés de mi pequeña cuenta
las amenazas proliferas en mi manicomio lecho
ya la última jornada de trabajo
ya cancelada la fortuna en el nacimiento
ya sin libertad la razón
por no pagar defensa
quieta el alma calcinada
ya sin dios los fieles que nacieron
ya sin virgen las mujeres asesinas
ya sin padres los privados
cuando debieron.
Es el “accident” que no se detiene
es la canción que no suena ni complace
herida el alma por codicia
calcinada la esperanza por un sol.

Es la quieta desesperación
en el alcohólico corazón
que ya no le importa a nadie.


PONTE MI PECADO EN UN CAFÉ

sabes de mis gritos trasnochados
de mis ojos impasivos
de mi tic simulador

dame de tu sumo aconsejando el pretexto
el averno en retirada
la incidencia
la pasión

y
acuesta en mí...

amas el sinfín con tu misiva impaciente
con tu ruego extemporáneo
con tu recatada voz

y
somos dos...

dame de mi cruz la inerme hora
el almíbar de mi sorbo
el embote en mi sindiós

yo nefasto
yo poseo
pongo mi pecado en tu café.


AGORERO EL DESAYUNO SIN EL PAN

HAY alguien nacido por inercia
y otro nacido por casualidad

también hay alguien
sorbiendo su desayuno
y otro desayunando su sed

(todos se maquillan por costumbre)

hay alguien
y otros
que sólo miran de frente.

EL ciego diera un ojo para el que no tiene
el cojo una pierna para que caminen juntos
el espejo otro rostro
para que no te sientas solo

es imposible otra existencia ambivalente

regale el fuego consumiendo la morada
la humedad silente del escarabajo
en su agujero
la anticuada cruz de tus dos brazos
la flor muriendo de la tumba en oración

quiere un adiós radicando sin sentirse

no es posible otra razón en los ojos ciegos
despierte.

ASOCIACION DE POETAS Y ESCRITORES DE CAJAMARCA